En este espacio podrán encontrarse artículos relacionados a las ciencias sociales, especialmente referidos a educación. El Blog tiene como objetivo la lectura, análisis y reflexión sobre los temas tratados. No siempre el autor del Blog coincidirá con la opinión vertida por otros autores en los artículos.
sábado, 18 de junio de 2011
Lo que más importa es qué se hace en el aula
El ranking que mide indisciplina, publicado la semana pasada, brinda la posibilidad de múltiples análisis, en especial si nos adentramos en sus cruces. Frente a la infografía que compara indisciplina y conocimiento, el caso de Finlandia es el que más llama la atención: últimos lugares en buen comportamiento y primeros lugares en conocimiento.
Es cierto que también hay cruces donde se da la supuesta lógica (a más disciplina, más saber), pero es de la lógica donde casi siempre hay que desconfiar: pensar es un ejercicio de desarticular obviedades y por eso, casi como una presencia extraña, casi como un llamado que nos descoloca de lo uniforme, el caso finlandés nos exige retornar a la pregunta por el sentido mismo de la educación: ¿para qué? Se puede pensar a la educación como disciplinamiento. En este caso la relación con el saber seguiría dos líneas complementarias, ya que así como por un lado se potencia más la disciplina que el conocimiento (la idea de la escuela como guardería), al mismo tiempo se disciplina al conocimiento , promoviendo programas de estudios que cuajan en las necesidades profesionales del sistema vigente. Así, priorizamos el buen comportamiento sin reflexionar críticamente tanto sobre qué tipo de saber hay que enseñar, como sobre cuál tiene que ser el comportamiento de un alumno en el aula: siempre recuerdo a una autoridad escolar que me clamaba “no importa lo que hagas en el aula, pero que estén sentados” .
Pero el discurso del orden siempre es a todo y nada.
Lo opuesto a la educación como disciplinamiento no es el caos donde reina la anomia. El relato del caos educativo, -con alumnos tirándose tizas abstraídos en sus auriculares, mientras unos desahuciados maestros intentan infructuosamente poner orden- es más bien una narración que resulta funcional al discurso de la disciplina. Pero la apuesta pasa por otro lado . Volviendo al ejemplo anterior: no se trata de no estar sentados, sino de entender que lo que importa, en realidad, es qué se hace en el aula.
O volviendo al ranking, se trata de salirse de las causalidades unilaterales , ya que de lo contrario habría que afirmar que ha sido la indisciplina en las aulas finlandesas, la que posibilitó su éxito en la escala del conocimiento. Y por ello mismo cabría también sostener irónicamente, su opuesto: ¿y si fue la excelencia en el conocimiento, la causa de la indisciplina? Sócrates, maestro que inspiraba al ejercicio de un pensamiento crítico y libre, daba clases caminando, paseando por Atenas. ¿Cómo lo mediría el ranking? Hay muchas aulas alrededor del mundo donde algún maestro da clases a chicos de diferentes edades todos juntos en un espacio medio destruido , donde tienen que sentarse encimados en tablones rotos y no cuentan obviamente con los útiles correspondientes, buscando en el docente un abrazo, un poco de cariño, algo de amor. ¿Cuánto mide esta indisciplina? Se puede pensar a la educación desde otra perspectiva, repensando su para qué. Se podría pensar que un aula antes que nada es un encuentro creativo donde docentes y alumnos buscan conectarse, reinventarse, ejercitar el cuestionamiento, abrir la pregunta, transformar el mundo. Algo que ningún ranking puede medir.
Por Darío Sztanjszrajber (Por. de Filoofía-UBA FLACSO)
En Clarín 15 de Junio de 2011
sábado, 4 de junio de 2011
La educación vial en la escuela
¿Por qué hay esquinas con ochava? ¿Por qué hay una velocidad máxima para una calle y otra para autopista? ¿Por qué siempre tiene prioridad el peatón? Estas y otras preguntas se discutirán con los chicos en las aulas de todo el país. A partir de este año, los alumnos incorporarán la educación vial en sus cuadernos: darán un salto del manual de clase a la problematización del tránsito en escenas de la vida cotidiana. La decisión del Ministerio de Educación de la Nación trasciende la enseñanza de las señales de tránsito y busca que los contenidos se den de forma transversal a la currícula de cada nivel escolar.
Con juegos para los primeros años hasta el análisis de casos para los secundarios, la propuesta pedagógica busca “una nueva cultura vial”, aseguró a Página/12 Cecilia Cresta, coordinadora del departamento de Areas Curriculares del cartera educativa nacional.
Desde este año, la educación vial tendrá una “presencia transversal” en los procesos de enseñanza formal, que se suma a la que los chicos incorporan por transmisión generacional o por las campañas de publicidad. Por eso, el ministerio elaboró propuestas que marcarán rumbos posibles a los docentes para tratar el tema en el aula. “Los maestros pueden trabajar con los chicos haciendo la reconstrucción de las normas, y la construcción de actitudes más prudentes para conducir y transitar”, explicó Cresta.
La funcionaria subrayó que el tema “se enseña como un tema social relevante, desde una variedad de disciplinas”. Por ejemplo, en geografía se podrán abordar conceptos sobre territorio, circulación, tránsito y sus regulaciones; o en historia al hablar sobre modelos de producción y su incidencia en el transporte y la sociedad. Algunas provincias podrían tener la educación vial como materia, otras en materias puntuales, o de forma integral, como se venía trabajando en algunas escuelas.
En el nivel inicial y en la primera etapa del primario se pretende, con base en lo lúdico, problematizar el tránsito como fenómeno social: poner en palabras cómo piensa el conductor o el peatón. Con el paso por la primaria, se hace hincapié en que los maestros puedan trabajar con los chicos en la “ampliación de su mirada y la comprensión del espacio público”, donde los peatones y conductores toman decisiones a cada instante. Allí, comienza un camino para “desnaturalizar” las situaciones: que los chicos puedan advertir que en la calle las decisiones hacen a una mayor o menor seguridad para todos.
En la secundaria, muchos jóvenes pasan por las primeras experiencias frente al volante. Entonces, la temática tiene otros alcances como los riesgos en el manejo, el sentido y los reflejos, el uso del celular, la ingesta de alcohol. La discusión en el aula se centra en la evitabilidad de los siniestros. “No es el juego como en la primaria. Con los jóvenes se busca plantear casos que presentan dilemas”, contó la funcionaria.
Por Soledad Arréguez Manozzo.
En Página 12
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