sábado, 23 de octubre de 2010

Afrodescendientes y el censo 2010


El próximo 27 de octubre se realizará, por primera vez durante el Censo Nacional de Población una pregunta referida a la población afrodescendiente habitante en nuestro país. Los datos obtenidos permitirán no sólo saber cuántos afrodescendientes viven en Argentina, sino también brindar los datos necesarios para poner en valor una parte más de la diversidad de nuestra cultura e historia que muchas veces se ha visto negada o silenciada.

El INADI considera que la inclusión de la problemática afrodescendiente en el Censo 2010 es un paso importante hacia el reconocimiento del aporte que dicha cultura e historia ha brindado a nuestro país, además de incorporar los datos necesarios para visibilizar una parte nuestra población.

Desde el Instituto consideramos fundamental que el Censo 2010 incluya esta problemática dentro del cuestionario, ya que el reconocimiento y la valoración de las diversidades enriquecen cultural, política y económicamente a un país y sus habitantes.

Según una prueba piloto de autopercepción coordinada por el Indec y varias organizaciones afroargentinas realizada en 2005, se estima que hay en el país una minoría negra calculada en 2 millones de personas.

Por eso, entendemos que la participación de todos/as los ciudadanos/as que tienen antepasados de origen afrodescendiente o africano es de suma importancia, dado que participar y responder esta pregunta es imprescindible para que, sin exclusión alguna, todos/as seamos protagonistas de nuestro presente y construyamos nuestro futuro en una Argentina sin discriminación y con respeto por las diversidades.

En la Argentina, el Censo se lleva a cabo cada diez años y tiene como objetivo conocer las principales características habitacionales de los hogares, datos demográficos, económicos y sociales de todas las personas que habitan en ella. Estos datos estadísticos sirven para implementar políticas sociales que den cuenta de todas las demandas y tradiciones sociales.

En el marco del censo y el proyecto de “Sensibilización para la inclusión de la variable afro” del INADI se puede acceder al siguiente link.

Fuente: INADI

jueves, 21 de octubre de 2010

Con el modelo de Youtube lanzan un sitio para estudiar


Mientras Lady Gaga y Justin Bieber se pelean por ser el primer artista en llegar a los mil millones de reproducciones de sus videos en YouTube, existe otra realidad más modesta pero muy edificante hecha a partir del costado menos conocido de la popular página web. En ese magma audiovisual, que acepta desde ridículos experimentos caseros hasta programas de televisión, hay “perlas educativas” útiles para cualquier interesado en matemática, arquitectura, biología u otras materias. Pero como descubrir esas agujas en el pajar no es tarea sencilla, a alguien se le ocurrió armar un sitio paralelo.

Se llama Utubersidad –http://utubersidad.com–, y ofrece una práctica clasificación de videos académicos para todas las edades, aunque más orientado para el nivel medio y terciario. La fase beta del proyecto (de prueba) fue lanzada recientemente y la página ya tiene más de 7.000 videos.

¿Quiere tomar un curso sobre el Romanticismo? ¿Lecciones de gramática? ¿Conocer el origen del teatro y la tragedia griega? ¿O, más terrenal, le gustaría acceder a un curso de contabilidad? Si lo que busca es filosofía, podrá ver documentales sobre Nietsche, Hegel, Sartre o Marx. O si lo suyo son los números, dejar que un profesor le dé lecciones de álgebra o cálculo diferencial. También puede pedir que le enseñen idiomas, como alemán, francés, inglés, japonés o ruso. Todo por el mismo abono que le cobra su proveedor de Internet.

El sitio nació en México y ya lo consultan en toda América y España. Docentes y estudiantes argentinos figuran segundos entre los que más visitas han hecho hasta el momento. “La idea original era sólo agrupar ciertos videos disponibles en YouTube para apoyo en nuestras clases de matemáticas. Pero nos dimos cuenta de que el material estaba muy disperso. Y la búsqueda era frustrante, porque no todos los videos tienen la calidad adecuada. Así que los clasificamos y garantizamos su valor pedagógico”, explicó a Clarín Luis Fok, docente de la Universidad Autónoma de Baja California y cara visible del proyecto, gestionado por profesores de esa casa de estudios. “La posibilidad de catalogar el material y presentarlo a la comunidad académica de manera más accesible puede tener un impacto significativo en la educación”, asegura.

De hecho, el Ministerio de Educación ya lo recomendó a los docentes argentinos a través del portal Educ.ar. “Docentes y alumnos pueden encontrar en Utubersidad material interesante y de gran utilidad para realizar trabajos, ampliar conocimientos o aclarar ideas”, dice el sitio.

A la hora apreciar cómo es la distribución geográfica de los argentinos que acceden al sitio, se puede ver una mayor concentración en Capital, provincia de Buenos Aires y Santa Fe. En el resto del país las consultas son menores, según las estadísticas elaboradas por Fok y sus colaboradores.

Todos los videos, agrupados en 26 materias diferentes, están en español. Sólo algunos tienen subtítulos. Por eso el idioma no es un escollo para entender los contenidos. Sin embargo, la falta de infraestructura en muchas escuelas hace que los alumnos se pierdan la experiencia ( “Los límites...” ).

Los docentes que usan videos como herramienta de aprendizaje rescatan su valor: “Para dar clase usamos videos y animaciones porque hay temas que son muy abstractos. Y para el alumno es más fácil entender cuando lo ve de esta manera”, cuenta a Clarín Marta Cukier, profesora de biología de un colegio privado de la zona norte del conurbano. “Donde se encuentran muy buenos videos es en YouTube. Nosotros los ponemos desde la computadora, a través de un cañón de proyección. Incluso hay videos que son interactivos, y si se tiene acceso a una PC por cada alumno o cada dos, es una buena forma de ejercitación. Después, le damos el sitio al chico para que lo use en su casa cuando estudia”, agrega Cukier.

En las escuelas locales hay otra barrera, además de la infraestructura, que es la cultural. Roxana Morduchowicz, directora del programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación, explica: “Tradicionalmente la escuela jerarquizó la palabra escrita a la imagen. La escuela como institución se creó con Gutenberg para que enseñara a leer. En los 80 el video empezó a tener mayor aceptación y hoy más docentes usan videos como material de enseñanza. Pero en este sentido aún falta trabajar más”.

Utubersidad.com

En los pocos meses de prueba que lleva el sitio, el 16% de las inquietudes se las llevó matemática, el 14 % informática y el 12 % biología.

Argentina es el segundo país que más consulta el sitio, después de Colombia. Detrás vienen España, México, Perú, Chile, Estados Unidos, Venezuela, Brasil y Ecuador.

Para fin de año estiman tener un total de 10.000 videos catalogados, con lo que terminaría la fase beta para dejar el sitio oficialmente inaugurado.

El aula virtual

Lengua. Un curso completo para alumnos secundarios sobre qué son las palabras, su estructura y clasificación.

Matemática. Una clase sobre fracciones, con pizarrón y puntero. Para reforzar lo que se aprende en clase.

Historia. Una clase en forma de documental sobre la Edad Media, el feudalismo y sus estamentos.

Geografía. Un profesor explica la división del globo terraqueo en paralelos y meridianos de manera muy clara.


Por Pablo Sigal,
En diario Clarín, 18 de Octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

Umberto Eco: “En el futuro, la educación deberá enseñar a comparar sitios Web”


Cuando se dice “Umberto Eco”, ¿de quién se habla: de un escritor, de un semiólogo? “Yo estudié filosofía. Por lo tanto me considero un filósofo, sobre todo porque considero que la semiótica es la única forma de filosofía posible en este momento – todo el resto es literatura”, se define a sí mismo, y provoca, el autor de El nombre de la Rosa y El péndulo de Foucault, nacido en Italia en 1932. Y enseguida refiere a su otra vocación, la literatura: “Yo soy un filósofo que hace filosofía de lunes a viernes y que, los fines de semana, escribe novelas… desde la edad de 48 años”.

Es un joven novelista… La editorial de Harvard va a publicar conferencias que di en Atlanta sobre la forma en que escribo. El título es Confesión de un joven escritor . Sí, me considero un joven escritor de 30 años.

En una entrevista afirmó: “Internet es el escándalo de una memoria sin filtro, donde no se distingue el error de la verdad”.

En el futuro, la educación tendrá como objetivo aprender el arte del filtro . Ya no hace falta enseñar dónde queda Katmandú o quien fue el primer rey de Francia, porque eso se encuentra en todas partes. En cambio, habría que pedirles a los estudiantes que analicen quince sitios para determinar cuál es para ellos el más confiable. Habría que enseñarles la técnica de la comparación .

En 2010, publicó “Nadie acabará con los libros”, con Jean-Claude Carrière (Lumen). Si leí bien, hay un objeto de perfección que es el libro, el libro de papel tal como lo conocemos. ¿Por qué? Es hasta el momento la manera más segura de conservar y transmitir la información. Por tres razones. En primer lugar, creo que es el más práctico para leer, aunque ahora haya jóvenes que dicen: “No, yo leo mejor en el iPad”. Después, está el amor por el objeto. Si voy a mi sótano y veo mi “Pinocho” de cuando tenía 8 años y en el que había escrito cosas, me vuelven emociones que no encuentro en un disco que contiene el texto de Pinocho. Por último, teniendo en cuenta mi edad y si hubiera existido, no podría recuperar el disco de Pinocho porque se habría desmagnetizado. Eso es un problema: las computadoras cambian tanto que no sabemos cuál es la vida útil de un disco… ¿Considera que el saber y el conocimiento siempre se difundirán a través de lo escrito, o que en cambio la cultura de la velocidad, la de Internet, terminará afectando nuestra capacidad de juicio? Creo que es necesario restablecer una cultura de monasterios, que en algún momento –yo ya me habré muerto, quizá– los que sigan leyendo tendrán que retirarse a grandes falansterios, al campo quizá, como los Amish de Pensilvania. Allí, se conserva la cultura y el resto, que flote como pueda flotar. Con 6 mil millones de habitantes en el planeta, no se puede pretender que haya 6 mil millones de intelectuales. Debemos ser un poco aristócratas desde ese punto de vista.

¿En qué cree usted hoy? ¿En la escritura, en los libros, en la cultura? En el punto de interrogación. En la investigación. Mire, los primeros, en el siglo XIX, que tomaron en serio el espiritismo no fueron los místicos sino los hombres de ciencia. Encontré a matemáticos y lógicos que de noche iban a hacerse leer las líneas de la mano. Cuanto más se desarrolla un trabajo científico, más se necesita otra cosa. Hay políticos que piden su horóscopo. Bush por ejemplo… ¿En Italia también? Actualmente, prefieren salir con chicas jovencitas.

¿Qué relaciones tiene con las traducciones de sus libros a otros idiomas, en la medida que, precisamente, usted habla esos idiomas? En lo posible, trabajo mucho con mis traductores. Pero hay que confiar. Es imposible seguir todo. Para cada libro, envío siempre a los traductores un legajo muy rico donde aclaro que una palabra o una frase determinada es “una alusión a”, que se podría decir de tal o cual manera. Por ejemplo, en La isla del día de antes (Editorial Lumen), todos los capítulos tenían el título de un libro del siglo XVII. Y esos libros existían en todas partes. Entonces les di la lista a los traductores.

Es lo que usted quería decir al escribir ese libro que se titula “Decir casi lo mismo” (Editorial Lumen). ¿Lo que importa es el “casi”? No, lo que importa es el “casi”, el “decir” y “lo mismo”. ¿Qué es lo que se traduce? ¿La superficie literaria o el sentido profundo? Un ejemplo trivial: hay un personaje imbécil que hace un juego de palabras, una ocurrencia que demuestra lo imbécil que es. El problema no es traducir ese juego de palabras literalmente, sino encontrar un juego de palabras imbécil en su propio idioma. En ese caso, lo importante no es el juego de palabras, sino el hecho de que el tipo es un imbécil.

¿Ya sintió la tentación de escribir en otro idioma que no sea el suyo? Sí, he escrito muchos ensayos en inglés. Directamente en inglés. Sucede vez más. Todos los científicos escriben en inglés.

Por Eric Fottorino - Le Monde y Clarín, 2010.
13 de Octubre de 2010

sábado, 2 de octubre de 2010

Larga adolescencia de este siglo


El término “adolescencia” designa una categoría etaria de límites imprecisos y características variables, que abarca el período de la vida que cada individuo transita entre la infancia y la edad adulta. Se trata de una construcción cultural, históricamente fechada, cuyo surgimiento se remonta a la introducción en el proceso productivo de determinadas innovaciones técnicas que, al sustituir progresivamente una parte del trabajo manual, arrojan al desempleo en primer lugar y privilegiadamente a los más jóvenes.

Su atávica estigmatización proviene seguramente de esa forzada marginación laboral, que jalona también el nacimiento contemporáneo de la delincuencia juvenil. Obligados a postergar el acceso a un trabajo remunerado y a posponer, con él, la decisión del matrimonio (que en el Medioevo sancionaba el paso a la adultez), un período de instrucción se instituye desde entonces para los “que están en situación de crecer”. La formación en instituciones educativas y la prolongación de su permanencia en el seno del grupo familiar delimitan las coordenadas donde la adolescencia irá encontrando los rasgos que la especifican como entidad dentro del rango más amplio de la juventud.

Por cierto, las diferencias etarias fueron siempre discriminadas y nominadas de manera distintiva en la historia de Occidente desde la Antigüedad. Lo que varía a lo largo de los siglos es su definición y, sobre todo, su valoración cultural. En el siglo XVIII, el individuo ocupa el centro de la escena social, de cuyo entramado se recorta como una voluntad emprendedora y económicamente activa. El adulto encarna el exponente acabado de ese ideal, y los niños quieren ser grandes como él. El siglo XIX efectiviza la retracción del grupo familiar sobre su núcleo fundamental y el niño pasa a ubicarse en el núcleo de ese núcleo. El adulto se posterga y se sacrifica en pos de ese ideal de infancia protegida, his majesty the baby, de que nos habla Freud. El siglo XX consagra la adolescencia, demonizada e idealizada al mismo tiempo, como una entidad que contagia progresivamente muchas de sus particularidades al resto de la sociedad. Ella se consolida hacia final de siglo como un nicho de mercado determinante, con pautas de consumo que marcan la moda. Un agente social privilegiado: de consumo, no de producción.

¿Y el siglo XXI? Comprobamos que la adolescencia no sólo se prolonga sino que, además, se alarga: tiende a recubrir el espacio etario de toda la sociedad, perforando los límites de sus dos extremos. Para abajo, porque los rasgos que la identifican, en su estética distintiva, se manifiestan mucho antes de la pubertad; se habla entonces de “preadolescencia”. Para arriba, porque el adolescente se presta perfectamente a encarnar ese ideal de “disfrutar la vida mientras viva”, que evidencia gobernar nuestra subjetividad. El platillo de los derechos supera holgadamente el peso de los deberes en la balanza de lo que nuestra época reconoce como responsabilidad. Lo que Lacan llamó “el niño generalizado” deviene así un modo no incauto de nombrar esa adolescentización cultural propia de nuestra peculiar modernidad.

Siendo un hecho de cultura, la adolescencia no podría aspirar a una descripción estructural de alcance universal, como sí lo hace la pubertad. Porque la adolescencia no se apoya ni se sostiene en un hecho biológico, sino que se manifiesta, esencialmente, como un conjunto de expresiones culturales. Una estética de desafío, de conformismo, de novedad, que varía con el tiempo y la geografía, se dibuja o desdibuja con la clase social. Un rayo que se ilumina y se oscurece, cada vez, con su propia luz. Expresión de su propia transitoriedad, la adolescencia está íntimamente ligada a su presente.

En Pagina 12, 15 de Julio de 2010
Por Mario Pujó, Director de la revista Psicoanálisis y el Hospital. Fragmento de la nota editorial del Nº 37, “La adolescencia hoy”.