viernes, 30 de abril de 2010

martes, 27 de abril de 2010

Alcohorexia: Alertan por el aumento de casos de anorexia con exceso de alcohol


Es una moda peligrosa que afecta a adolescentes y jóvenes, en su mayoría mujeres. Saltean comidas para tomar alcohol y no engordar. Especialistas estiman que en la Argentina lo sufren miles de chicos

Autoridades sanitarias y especialistas en adicciones están preocupados por una moda peligrosa que crece: adolescentes y jóvenes de hasta 25 años sufren de anorexia combinada con un consumo excesivo de alcohol. Una mezcla que se conoce popularmente como "alcohorexia", y que ya se detectó en otros países, como los Estados Unidos.

"Es una nueva preocupación. El verano pasado aparecieron casos de adolescentes, especialmente chicas, que combinan la patología de la anorexia con el alcoholismo. Es una moda incipiente, pero peligrosa", advirtió la psicóloga Alejandra Moskalonek, de la Subcretaría de Atención a las adicciones del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la provincia de Buenos Aires. "Toman para no comer, porque suponen equivocadamente que el alcohol quema las grasas. Pueden sufrir descompensaciones clínicas. Además, el alcohol los duerme, los vuelve agresivos, o más tristes. Y la supuesta inapetencia es irreal, y les puede causar gastritis".

El problema de la "alcohorexia" aún no está reconocido oficialmente como desorden psicológico, explicó Mónica Nápoli, médica toxicóloga y miembro de la Asociación Toxicológica Argentina, "pero estimamos que ya hay miles de casos en nuestro país". Se detectan más -explicó- porque "los padres toman conciencia de que puede haber un problema y porque los profesionales están alertas de detectar esta patología cuando atienden adolescentes y jóvenes". En los Estados Unidos, se estima que el 30% de las personas que tienen entre 18 y 24 años saltean comidas para tomar alcohol por la noche.

Las causas son una mezcla compleja. Según Alberto Alvarez, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina y la Fundación del Campo Lacaniano, "los adolescentes y los jóvenes perciben al alcohol como un medio para estar flacos y para tener la sensación falsa de omnipotencia frente al mundo. Niegan el peligro que implica para su salud y su vida. En una hora pueden tomarse una botella de vodka y eso puede dejarlos en coma".

Otra idea que circula entre muchos jóvenes es que con el alcohol se desinhiben sexualmente. "Hay una orden social que hay que gozar sexualmente y esto les produce una parálisis cuando tienen que enfrentarse al otro. Y así como el consumo de alcohol hace que se desinhiban, también puede producir depresión", acota Alvarez.

El argumento de los chicos es: "No tengo hambre porque me levanto tarde y no tengo tiempo para comer", contó Marcelo Bregua, psicólogo clínico y coordinador de la Asociación de Lucha contra la bulimia y la anorexia (ALUBA). "Pero en realidad lo hacen para no subir de peso. Piensan erróneamente que serán más aceptados en su grupo de amigos si consumen alcohol y si son delgados. Dejan de comer, para tomar más y que el cuerpo no les cambie".

Los especialistas aclaran que el problema se diferencia de la anorexia común, en la que se evita el alcohol para reducir al máximo las calorías. En la "alcohorexia" la persona no está dispuesta a dejar de beber, pero tampoco a aceptar que las calorías de la bebida le hacen aumentar de peso.

Para el investigador en epidemiología psiquiátrica del Conicet, Hugo Míguez, hay otro factor que está influyendo en la emergencia de la "alcohorexia": "A la presión de tener un cuerpo flaco y un buen desempeño social, se le suma ahora el marketing de nuevas bebidas alcohólicas, como las que mezclan vodka con limón o los vinos espumantes, que apuntan a la progresiva alcoholización de las chicas".

Por Valeria Román
En Diario Clarín, 27 de Abril de 2010

sábado, 24 de abril de 2010

Umberto Eco y su visión del libro digital


“El libro de papel no desaparecerá” y “la computadora es amiga de los libros”, fueron algunas de las definiciones que dejó Umberto Eco en su conferencia en el Salón del Libro de París. Sin barba, aunque con bigote, de corbata naranja y camisa azul furioso, el semiólogo italiano –de 78 años– fue, desde su voz grave y arenosa, claro, brillante y divertido para trazar el panorama actual de la lectura, relacionarlo con el pasado y plantear los desafíos hacia el futuro en una charla que compartió con su amigo Jean-Claude Carrière, escritor y guionista francés, junto con quien publicó Nadie acabará con los libros.

“La computadora multiplicó los libros. Hoy nos la pasamos imprimiendo”, afirmó Eco, para luego asegurar que, entre sus ventajas, “la computadora permitió que todos puedan publicar sin pagar, así que arruinó a los editores que cobraban para publicar a los malos poetas” y que también dio nuevos lugares de expresión allí donde hay dictaduras.

Sin embargo, para el autor de El nombre de la rosa, “internet es un gran peligro para los libros porque no filtra. La cuestión es saber cuáles son los lugares donde buscar información sobre temas que no son de nuestra competencia. Si tengo que buscar algo sobre Física, no estoy en condiciones de saber qué es serio y qué no. Es un problema, porque la cultura radica en conservar algunas cosas y en dejar pasar otras. Ésa es su fuerza. Así que la materia del mañana en las escuelas será enseñar a filtrar”, explicó.

La feria del libro más importante de Francia dedica cada año más espacio al libro digital y a los nuevos dispositivos de lectura, un tema que hace más evidentes ciertos discursos que anuncian la muerte del libro, en particular del de papel, contra los que Eco se enfrenta. “Hoy sabemos que un libro de papel dura al menos 600 años, porque lo tenemos. Pero en la actualidad, no tenemos ninguna prueba científica de que lo digital pueda durar. ¿Quién puede garantizar cuál será la duración de un disquete y si lo podremos utilizar en el futuro? El libro de papel se hace y nadie lo puede cambiar”, aseguró Eco, y dijo, en tono jocoso, que otra desventaja es que aún nadie sabe cómo se hará para dedicar un libro digital.

Según el italiano, la cuestión que plantea el libro electrónico ante el pirateo tampoco es nueva para los libros, y dio como prueba que él tiene la primera edición de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas –de 1844–, y que no es la oficial francesa, sino una que apareció dos meses antes en Bélgica en edición pirata.

Eco recordó que en los 60 se hablaba del triunfo absoluto de la cultura de la imagen; argumento que quedó refutado con la computadora, que “impone el retorno a la cultura alfabética”. Ahora bien, “¿cuánta gente pasa hoy sólo por la cultura de la imagen y cuánta por la alfabética?”, se preguntó el semiólogo para decir: “Las estadísticas son muy claras: el problema es que se va a organizar una clase dirigente alfabetizada y un proletariado que es esclavo de las imágenes. Las últimas elecciones italianas son la demostración de eso: un tipo inteligente que es capaz de dominar el universo de las imágenes puede vencer a los que leen”.

“Quizá la utilización de la computadora después pase del 30% al 90%, pero por el momento hay una diferencia muy clara entre los ricos y los pobres”, siguió Eco, y aseguró que debe ser prioridad “enseñar a las próximas generaciones cómo leer las imágenes”.

Para concluir, Eco fue piadoso con las debilidades humanas y evocó a los animales: “Las gallinas tardaron un siglo en darse cuenta de que no tienen que cruzar la calle porque los autos las atropellan. Ahora aprendieron, pero les llevó un siglo. Así que dense cuenta de lo que nos pasa a nosotros con las computadoras”.

Por Iván Schuliaquer
En Diario Crítica, 24 de Abril de 2010

sábado, 17 de abril de 2010

Adolescentes encerrados


Cada vez más padres consultan a psicólogos y psiquiatras porque sus hijos viven encerrados en sus cuartos, con la tele e Internet. Por qué rehúyen el contacto social. Y cómo abordar el problema.

El chico que se desesperaba por acaparar todas las conversaciones familiares de repente exige que le lleven la cena a su pieza. No le interesa charlar y claramente prefiere comer solo mientras navega por Internet. Tampoco lo seduce la idea de ver tele en el living con sus padres. Luego, cuando las luces de la casa se apagan, sigue en vela, con la mirada fija en la pantalla de la computadora. La escena no es rara en absoluto. Y no es nociva si ocurre un par de veces. El problema es si se prolonga en el tiempo y el chico deviene una suerte de ermitaño moderno.

"El avance de la tecnología sin dudas influye en las relaciones sociales", explica Rebeca Hillert, coordinadora docente y supervisora en Clínica de la Niñez y el Adolescente del Centro Dos, una institución sin fines de lucro donde se atienden 3.000 pacientes. "Hasta hace poco, en las casas con adolescentes solía haber música a todo volumen. Eso ya no pasa. Los chicos eligen entre los 5.000 temas en MP3 que se bajaron de la PC y los escuchan con auriculares, solos, en sus habitaciones", ejemplifica Hillert.

Todos los especialistas consultados por Clarín dicen que en los últimos años aumentaron las consultas de padres preocupados. Algunos hablan directamente de este aislamiento social autoimpuesto por sus hijos, que se niegan a salir de sus cuartos, donde pasan horas frente al televisor y la computadora. Otros encaran la consulta por el fracaso escolar o los cambios abruptos en la conducta. El psiquiatra Alfredo Cía, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad, explica que si bien los casos van en franca progresión desde el 2000, la psiquiatría aún no le dio nombre a este síndrome.

La psicoanalista Silvia Justo, también del Centro Dos, habla de ciertas contradicciones que perturban a los padres de hoy: "Les dan todo a sus hijos para que estén actualizados. Saben que la tecnología es cultura y la compran, pero hay situaciones que se les van de las manos, como estos cuadros de aislamiento. Ahí es cuando consultan".

Ojo. No hay que confundirse con el encierro normal de todo adolescente, que es capaz de tirarse horas en la cama simplemente para no hacer nada. "Ese aislamiento es normal, porque el adolescente debe distanciarse de las figuras parentales. Tampoco es grave si navega en Internet, pero además hace otras cosas y tiene amigos. Lo preocupante es que tenga cortado su lazo con el afuera", explica Justo.

Esos sí son casos extremos. En Japón es tema nacional. Estiman que uno de cada diez adolescentes —más de un millón—, sufre este trastorno al que llaman hikikomori, que significa inhibición, reclusión, aislamiento. En general son hijos únicos a los que los padres les dan todo, pero ellos no les hablan y tampoco tienen amigos. La preocupación es tal que ya hay una treintena de libros, documentales y una película.

Está claro que entre Japón y Argentina hay un abismo cultural y económico, pero el trastorno también se expresa aquí. Se da en las clases media y alta, en aquellos hogares donde los chicos tienen la tecnología al alcance de la mano. "Aparece en adolescentes y jóvenes de veintipico. Se recluyen en sus casas y llegan a abandonar sus estudios para no salir. Además, se tornan exigentes y hasta agresivos con sus padres", asegura Cía.

"Esta es una nueva patología juvenil que se da en determinados grupos y que no es raro que suceda. Hay muchos casos en que los padres consultan porque el chico invierte el sueño y cambia sus signos biológicos. Entonces de día está alterado, malhumorado, intolerante", explica el psiquiatra y psicoanalista Humberto Gobbi.

Y enumera posibles causas del problema: "Son hijos de padres hiperocupados que compensan su ausencia y la carencia afectiva con cosas materiales y permisividad. Y están los chicos que son muy tímidos y la computadora les facilita los vínculos sociales".

Según Cía, hay que evaluarlos desde el diagnóstico para establecer causas del cambio abrupto de comportamiento: "Se debe descartar la existencia de componentes fóbicos del tipo agorafobia o ansiedad social, ver si hay trastornos de personalidad, como evitativa, dependiente, esquizoide o pasivo-agresiva, o si la necesidad compulsiva de conectarse a Internet es por una ciberadicción".

El psiquiatra asegura que viven en egosintonía (sin conflicto interno), y por eso lo más frecuente es que no quieran seguir ningún tratamiento, que en general es pedido por los padres, y son los profesionales quienes deben ir hasta el búnker. A veces aceptan la consulta cuando empiezan a sentirse deprimidos. "El tratamiento debe ser una psicoterapia que les permita tomar conciencia de su situación anómala y los vaya reconectando con la realidad, intentando comprender los motivos de la desconexión (miedo a la responsabilidad adulta, temor ante un mundo cada vez más exigente, hostil y competitivo). Es importante restablecer los horarios de sueño y programar actividades físicas con un acompañante terapéutico. La medicación puede ser un valioso recurso".

Por Mariana Iglesias
En Diaro Clarín, 20 de Marzo de 2005

viernes, 9 de abril de 2010

Universidad: carreras de computación


Pocos alumnos se interesan por las carreras de computación, y es baja la proporción de egresados en esas disciplinas. El problema tiene múltiples causas. Una de ellas es el rechazo a las ciencias duras, fenómeno que en nuestro país se acentúa a causa de la mala enseñanza de la matemática en el nivel primario y secundario, donde no se logra generar en los alumnos ningún placer ni interés.

Por otro lado, la industria del software vive una gran aceleración, necesita muchos graduados y se los reclama al sistema educativo, pero a la vez ella misma contribuye a la escasez cuando saca a los estudiantes de la facultad tempranamente. Es difícil retener a un estudiante en el aula, si con la carrera incompleta puede ganar entre 4.000 y 7.000 pesos mensuales de salario. En nuestra carrera, los alumnos demoran en promedio diez años en recibirse.

Otro problema que enfrentamos es que los chicos llegan a la universidad con ideas equivocadas. Muchos creen que se trata de estar frente a la computadora, con el mouse, operando un programa que otros han creado. Y cuando se encuentran con que deben aprender matemática, por ejemplo, algunos salen espantados. Otros ni siquiera piensan en las carreras de computación porque, aunque llame la atención, muchas familias argentinas siguen transmitiendo la concepción equivocada de que la universidad se agota en medicina, abogacía, ciencias económicas, sin tener en cuenta cuáles son las posibilidades reales de esos mercados laborales, y cuáles las de industrias como la del software.

Nosotros estamos haciendo un trabajo intenso con estudiantes secundarios, para que conozcan las posibilidades que dan las carreras de computación; para que sepan, por ejemplo, que muchos de nuestros egresados ocupan muy importantes puestos en empresas globales de tecnología, o que nuestros estudiantes están en el mismo nivel que los de las mejores universidades de los Estados Unidos.

Por Hugo Scolnik, Director del Depto. de Computacion, Ciencias Exactas, UBA
En Diario Clarín, 6 de Abril de 2010

sábado, 3 de abril de 2010

Lo que ocurre en la ciudad


El porcentaje de alumnos que repiten o abandonan sus estudios secundarios en la ciudad de Buenos Aires fue creciendo de manera significativa, desde 2001. Aunque las cifras varían entre los distintos años de escolaridad, el número de repitentes casi se duplicó en ocho años.
Según estadísticas del Ministerio de Educación porteño, la cantidad de chicos que repiten primer año en las escuelas de la ciudad trepó de un 15,5 por ciento a un 21,5por ciento, entre 2001 y 2008. Junto con primero, tercer año se transformó en otro año a tener en cuenta por el aumento de repitentes: si en 2003 el 12,9 por ciento del total de estudiantes repitió, en 2008 fue un 16 por ciento.
Las cifras también son significativas respecto de los estudiantes que abandonan el colegio. Por ejemplo, en 2001 el 8,4 por ciento de los pibes que cursaban segundo año dejaron sus estudios, mientras que en 2007 la cifra alcanzó los dos dígitos, 10,9por ciento.

Fuente: Diario Página 12, 2 de Abril de 2010