sábado, 24 de abril de 2010

Umberto Eco y su visión del libro digital


“El libro de papel no desaparecerá” y “la computadora es amiga de los libros”, fueron algunas de las definiciones que dejó Umberto Eco en su conferencia en el Salón del Libro de París. Sin barba, aunque con bigote, de corbata naranja y camisa azul furioso, el semiólogo italiano –de 78 años– fue, desde su voz grave y arenosa, claro, brillante y divertido para trazar el panorama actual de la lectura, relacionarlo con el pasado y plantear los desafíos hacia el futuro en una charla que compartió con su amigo Jean-Claude Carrière, escritor y guionista francés, junto con quien publicó Nadie acabará con los libros.

“La computadora multiplicó los libros. Hoy nos la pasamos imprimiendo”, afirmó Eco, para luego asegurar que, entre sus ventajas, “la computadora permitió que todos puedan publicar sin pagar, así que arruinó a los editores que cobraban para publicar a los malos poetas” y que también dio nuevos lugares de expresión allí donde hay dictaduras.

Sin embargo, para el autor de El nombre de la rosa, “internet es un gran peligro para los libros porque no filtra. La cuestión es saber cuáles son los lugares donde buscar información sobre temas que no son de nuestra competencia. Si tengo que buscar algo sobre Física, no estoy en condiciones de saber qué es serio y qué no. Es un problema, porque la cultura radica en conservar algunas cosas y en dejar pasar otras. Ésa es su fuerza. Así que la materia del mañana en las escuelas será enseñar a filtrar”, explicó.

La feria del libro más importante de Francia dedica cada año más espacio al libro digital y a los nuevos dispositivos de lectura, un tema que hace más evidentes ciertos discursos que anuncian la muerte del libro, en particular del de papel, contra los que Eco se enfrenta. “Hoy sabemos que un libro de papel dura al menos 600 años, porque lo tenemos. Pero en la actualidad, no tenemos ninguna prueba científica de que lo digital pueda durar. ¿Quién puede garantizar cuál será la duración de un disquete y si lo podremos utilizar en el futuro? El libro de papel se hace y nadie lo puede cambiar”, aseguró Eco, y dijo, en tono jocoso, que otra desventaja es que aún nadie sabe cómo se hará para dedicar un libro digital.

Según el italiano, la cuestión que plantea el libro electrónico ante el pirateo tampoco es nueva para los libros, y dio como prueba que él tiene la primera edición de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas –de 1844–, y que no es la oficial francesa, sino una que apareció dos meses antes en Bélgica en edición pirata.

Eco recordó que en los 60 se hablaba del triunfo absoluto de la cultura de la imagen; argumento que quedó refutado con la computadora, que “impone el retorno a la cultura alfabética”. Ahora bien, “¿cuánta gente pasa hoy sólo por la cultura de la imagen y cuánta por la alfabética?”, se preguntó el semiólogo para decir: “Las estadísticas son muy claras: el problema es que se va a organizar una clase dirigente alfabetizada y un proletariado que es esclavo de las imágenes. Las últimas elecciones italianas son la demostración de eso: un tipo inteligente que es capaz de dominar el universo de las imágenes puede vencer a los que leen”.

“Quizá la utilización de la computadora después pase del 30% al 90%, pero por el momento hay una diferencia muy clara entre los ricos y los pobres”, siguió Eco, y aseguró que debe ser prioridad “enseñar a las próximas generaciones cómo leer las imágenes”.

Para concluir, Eco fue piadoso con las debilidades humanas y evocó a los animales: “Las gallinas tardaron un siglo en darse cuenta de que no tienen que cruzar la calle porque los autos las atropellan. Ahora aprendieron, pero les llevó un siglo. Así que dense cuenta de lo que nos pasa a nosotros con las computadoras”.

Por Iván Schuliaquer
En Diario Crítica, 24 de Abril de 2010

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