sábado, 26 de junio de 2010

Educar para la inclusión


Pese a los grandes avances que se han registrado en materia de educación en América latina y el Caribe en la última década, aún hay 4,2 millones de niños y niñas en edad escolar que no asisten a la escuela .

¿Quiénes son estos excluidos del siglo XXI en una región que parece haber consolidado su democracia y logrado una mayor estabilidad económica que algunos países en Norteamérica y Europa? No los vamos a encontrar en los promedios nacionales y menos aún en los regionales. Un promedio de escolarización primaria del 95 %, muy cercano al de los países desarrollados, no nos alerta sobre los varios millones de niños y niñas que no asisten a la escuela. Sin embargo, las brechas entre los más ricos y los más pobres son alarmantes, especialmente en la educación secundaria .

En Guatemala y El Salvador, por ejemplo, sólo el 20 % de la población más pobre tiene acceso al nivel secundario, frente a un 60% de los sectores de mayores ingresos. Uno de los principales grupos excluidos, que constituye más del 30 % de la población de la región, está conformado por los pueblos indígenas y los afrodescendientes.

Otro son las niñas . Tener alguna discapacidad es otro factor de exclusión: sólo entre el 20 y 30 % de los niños con discapacidades asisten a la escuela en nuestros países.

La escuela está cerrada para la mayoría de los niños, niñas y adolescentes que viven con VIH y sida . Invertir en educación influye en el desarrollo humano y tiene un gran retorno para el individuo y para la sociedad.

Cuanto más se invierte en educación menos se gasta en curar enfermedades que son prevenibles y en reducir la violencia .

Aún invertimos poco en educación. Para casi todos los países de la región la educación primaria y la secundaria es gratuita. Sin embargo, en la práctica esto no es así . Aun cuando la matrícula es gratuita, los otros costos asociados a la educación pueden ser demasiado altos para las familias pobres.

A pesar de los problemas, los países de la región han avanzado mucho y han encontrado soluciones exitosas con potencial de replicación.

Por Bernt Aasen. DIRECTOR REGIONAL DE UNICEF PARA AMERICA LATINA Y EL CARIBE
En Diario Clarín, 25 de Junio de 2010

lunes, 21 de junio de 2010

Los adolescentes argentinos, con hábitos poco saludables


Lo confirma una encuesta nacional en escuelas. Consumen mucho alcohol y tabaco, tienen altos índices de sedentarismo y sobrepeso, y se cuidan poco en las relaciones sexuales. Dicen que estas pautas inciden en su expectativa de vida de adultos.

En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una advertencia inquietante. Debido al avance de enfermedades condicionadas por el estilo de vida, la actual generación de chicos podría ser la primera en muchísimo tiempo en tener una esperanza de vida menos elevada que la de sus padres. En línea con esta problemática, la OMS impulsa la Encuesta Mundial de Salud Escolar, un estudio que se realiza en varios países del mundo y que se concretó en nuestro país en 2007. El relevamiento sirve como instrumento para medir la prevalencia de factores de riesgo en los estudiantes secundarios.

Los resultados, difundidos este año, son igualmente preocupantes. Según la investigación, hay un alto consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco, un porcentaje importante de sobrepeso y sedentarismo, y bajo uso de métodos anticonceptivos y preservativos. Las conclusiones del estudio señalan que estos indicadores son un alerta porque “las enfermedades no transmisibles constituyen la principal causa de muerte en la Argentina”, ya que el 58% de los fallecimientos son causados por enfermedades cardiovasculares, tumores y lesiones.

Mario Virgolini, director del Programa de Control del Tabaco del Ministerio de Salud y del plan Argentina Saludable, fue uno de los responsables de la implementación de la encuesta. Se entrevistaron a 1.980 alumnos de entre 13 y 15 años de 47 escuelas de todo el país. Sobre la poca actividad física, admite que “las pautas se establecen durante la infancia y la adolescencia y ya después es difícil modificarlas. Hay que revertir esta tendencia. El modelo que se ha formado es el competitivo. Los que son aptos para el deporte son los que siguen y los no se quedan afuera. La actividad física debe estar relacionada con el bienestar y con la salud mental”.

El sedentarismo y la mala alimentación son dos variables de íntima relación, que derivan decididamente en la salud de los jóvenes. “En la adolescencia se conforman los hábitos alimentarios y se termina de definir la composición corporal. Por ejemplo, es el momento en el cual se consolida la reserva de calcio en el organismo. Quien sale con sobrepeso y obesidad será un adulto con sobrepeso y obesidad”, explica Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil. “La mala alimentación es consistente con los hábitos que el estilo de vida les genera. Hay pocas opciones para comer bien en la escuela. Y el problema es que el ocio entretenido aislado o grupal compite con la actividad física”, agrega Carmuega.

Verónica Schoj, coordinadora de la Alianza Libre de Humo Argentina (ALIAR), advierte que “uno de cada cuatro fumadores va a morir 20 años antes de su expectativa de vida natural y el tabaco afecta también la calidad de vida cotidiana. Es importante eliminar todo tipo de publicidad de cigarrillos. Hoy hay campañas en Internet porque el target al que apuntan son los chicos de 15 años”.

Según Marcelo Giles, profesor de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional de La Plata, si los chicos no se entusiasman con las clases de educación física es “porque son aburridas. ¿Por qué va a correr un chico de 14 años que cree que es inmortal? No se le puede decir que es para prevenir el infarto que puede llegar a tener a los 70, hay que buscar otra forma de estimulación”.

“Es una generación que hace del sedentarismo un refugio”, reflexiona Hugo Miguez, especialista en adicciones e investigador del Conicet. “En la vida cotidiana de los chicos, el tiempo libre está representado por estar cómodamente sentados para chatear, mirar TV o hacer juegos electrónicos en pantallas que, además, reiteran los mensajes sobre comida chatarra. Es un circulo vicioso apoyado en la percepción de un mundo ‘externo’ incierto y amenazante”, continua Miguez. El experto vincula con este modo de vida adolescente el alto consumo de alcohol: “Las bebidas funcionan como una ‘prótesis social’ para el mundo real, donde las aceptaciones y rechazos son más crudos que en la cibercultura”.

En cuanto a la prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual, la sexóloga clínica Isabel Boschi indica que “son pocos los varones que se cuidan. Y muchos convencen a la chica de no hacerlo cuando ella quiere practicar un sexo responsable. Hay consecuencias para la salud y también a nivel psicológico”.

Los especialistas del Ministerio de Salud reconocieron que el estudio les permitió definir el perfil adolescente sobre el que tienen que trabajar. Y aunque no confirmaron cuándo, dijeron que la encuesta se repetirá periódicamente, como recomienda la OMS.

Por Diego Geddes
En Clarín 21 de Junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

El cambio tecnológico interpela principios básicos de la escuela


La tensión entre los modos de trabajo que propone la escuela y la vida cotidiana de los jóvenes mediada por las tecnologías de la información, el lugar de los docentes en estas prácticas de conocimiento, y la demanda de nuevos perfiles profesionales. Todos interrogantes –y sólo algunos– que se debatieron en el VI Foro Internacional de Educación organizado por Fundación Santillana e inaugurado por el ministro de Educación, Alberto Sileoni.

Con especialistas argentinos y del exterior tales como Henry Jenkins, director del Programa de Estudios Comparativos sobre medios del MIT, y Léa da Cruz Fagundes especialista de la OEI en Tecnología de la Educación, la discusión giró sobre el documento base “Educación y nuevas tecnologías: los desafíos pedagógicos ante el mundo digital”, elaborado por Inés Dussel y Luis Alberto Quevedo. Sólo para empezar, sus autores plantearon: “El cambio tecnológico pone en cuestión los principios básicos de la escuela, su formas ya probadas de enseñanza-aprendizaje, su estructura organizacional, edilicia, y las capacidades de quienes están al frente de los procesos educativo. En este momento histórico, la escuela se ve interrogada por nuevas prácticas vinculadas a las TIC, y a veces está desorientada y no sabe cómo reaccionar”.

El gran desafío, afirmaron, está en comprender por qué y cómo es necesario trabajar con ellas, reconocer los problemas que trae su incorporación, identificar los procesos de aprendizaje que promueve o debería promover la escuela y que no son resueltos automáticamente por las tecnologías, y discutir el lugar del docente en estas prácticas del conocimiento.

En un dúo de voces expertas, Dussel y Quevedo, abordaron, uno a uno, algunos de los interrogantes que enfrenta la escuela y la sociedad toda frente a la revolución que vienen produciendo en la economía, la política, la sociedad y la cultura la presencia y el impacto de las TIC. Y, aunque existe una “conciencia planetaria” sobre la importancia de esta revolución, también es necesario –sugirieron– considerar que los cambios tecnológicos pasan por un período de inestabilidad, una “ventana de flexibilidad interpretativa”. “Ese tiempo estamos viviendo, el que no está claro cómo se organizará, cuánto durará”, aseguró Dussel.

Frente a la indudable tensión entre los modos de trabajar de la escuela y los que proponen las TIC, entre la secuencia del conocimiento del ámbito escolar y los espacios de saber de los nuevos medios, Dussel hizo una salvedad –“la escuela siempre tuvo una actitud distante frente al afuera: no es bueno ni malo–”, y propuso algunos desafíos. Entre otros, no renunciar al papel de la escuela como introductora a esos otros mundos posibles, “seriamente, con protagonismo”, y rescatar el acto docente de la “designación” de un horizonte simbólico de aspiraciones. “Este es el lugar del docente, del adulto. La mediación del mundo adulto es fundamental, y más aún en esta cultura dominada por la proliferación de signos. La escuela tiene la posibilidad de producir aprendizajes, usar herramientas de pensamiento, ejercitar la creatividad y recurrir a almacenes de saberes y datos que serían impensables sin la tecnología digital”, agregó.

Muchas voces se escucharon en el Foro para calmar algunos temores sobre la presunción del fin de la docencia y de un mundo sin escuelas. “La escuela sigue siendo la única institución pública que se plantea un trabajo de uno en uno en escala masiva, una formación que socializa en códigos y en lenguajes ajenos de una manera sistemática y paciente, por un tiempo prolongado, sin esperar logros automáticos sino confiando en una acción sostenida e insistente”, dijeron Dussel y Quevedo. Y el pedagogo Juan Carlos Tedesco citado en el Foro por el ministro de Educación de Paraguay, Luis Alberto Riart Montaner: “A pesar de sus limitaciones, muéstrenme la institución que pueda reemplazar a la escuela”.

Por Victoria Tatti
En diario Clarín, 7 de junio de 2010