lunes, 21 de junio de 2010

Los adolescentes argentinos, con hábitos poco saludables


Lo confirma una encuesta nacional en escuelas. Consumen mucho alcohol y tabaco, tienen altos índices de sedentarismo y sobrepeso, y se cuidan poco en las relaciones sexuales. Dicen que estas pautas inciden en su expectativa de vida de adultos.

En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una advertencia inquietante. Debido al avance de enfermedades condicionadas por el estilo de vida, la actual generación de chicos podría ser la primera en muchísimo tiempo en tener una esperanza de vida menos elevada que la de sus padres. En línea con esta problemática, la OMS impulsa la Encuesta Mundial de Salud Escolar, un estudio que se realiza en varios países del mundo y que se concretó en nuestro país en 2007. El relevamiento sirve como instrumento para medir la prevalencia de factores de riesgo en los estudiantes secundarios.

Los resultados, difundidos este año, son igualmente preocupantes. Según la investigación, hay un alto consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco, un porcentaje importante de sobrepeso y sedentarismo, y bajo uso de métodos anticonceptivos y preservativos. Las conclusiones del estudio señalan que estos indicadores son un alerta porque “las enfermedades no transmisibles constituyen la principal causa de muerte en la Argentina”, ya que el 58% de los fallecimientos son causados por enfermedades cardiovasculares, tumores y lesiones.

Mario Virgolini, director del Programa de Control del Tabaco del Ministerio de Salud y del plan Argentina Saludable, fue uno de los responsables de la implementación de la encuesta. Se entrevistaron a 1.980 alumnos de entre 13 y 15 años de 47 escuelas de todo el país. Sobre la poca actividad física, admite que “las pautas se establecen durante la infancia y la adolescencia y ya después es difícil modificarlas. Hay que revertir esta tendencia. El modelo que se ha formado es el competitivo. Los que son aptos para el deporte son los que siguen y los no se quedan afuera. La actividad física debe estar relacionada con el bienestar y con la salud mental”.

El sedentarismo y la mala alimentación son dos variables de íntima relación, que derivan decididamente en la salud de los jóvenes. “En la adolescencia se conforman los hábitos alimentarios y se termina de definir la composición corporal. Por ejemplo, es el momento en el cual se consolida la reserva de calcio en el organismo. Quien sale con sobrepeso y obesidad será un adulto con sobrepeso y obesidad”, explica Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil. “La mala alimentación es consistente con los hábitos que el estilo de vida les genera. Hay pocas opciones para comer bien en la escuela. Y el problema es que el ocio entretenido aislado o grupal compite con la actividad física”, agrega Carmuega.

Verónica Schoj, coordinadora de la Alianza Libre de Humo Argentina (ALIAR), advierte que “uno de cada cuatro fumadores va a morir 20 años antes de su expectativa de vida natural y el tabaco afecta también la calidad de vida cotidiana. Es importante eliminar todo tipo de publicidad de cigarrillos. Hoy hay campañas en Internet porque el target al que apuntan son los chicos de 15 años”.

Según Marcelo Giles, profesor de la carrera de Educación Física de la Universidad Nacional de La Plata, si los chicos no se entusiasman con las clases de educación física es “porque son aburridas. ¿Por qué va a correr un chico de 14 años que cree que es inmortal? No se le puede decir que es para prevenir el infarto que puede llegar a tener a los 70, hay que buscar otra forma de estimulación”.

“Es una generación que hace del sedentarismo un refugio”, reflexiona Hugo Miguez, especialista en adicciones e investigador del Conicet. “En la vida cotidiana de los chicos, el tiempo libre está representado por estar cómodamente sentados para chatear, mirar TV o hacer juegos electrónicos en pantallas que, además, reiteran los mensajes sobre comida chatarra. Es un circulo vicioso apoyado en la percepción de un mundo ‘externo’ incierto y amenazante”, continua Miguez. El experto vincula con este modo de vida adolescente el alto consumo de alcohol: “Las bebidas funcionan como una ‘prótesis social’ para el mundo real, donde las aceptaciones y rechazos son más crudos que en la cibercultura”.

En cuanto a la prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual, la sexóloga clínica Isabel Boschi indica que “son pocos los varones que se cuidan. Y muchos convencen a la chica de no hacerlo cuando ella quiere practicar un sexo responsable. Hay consecuencias para la salud y también a nivel psicológico”.

Los especialistas del Ministerio de Salud reconocieron que el estudio les permitió definir el perfil adolescente sobre el que tienen que trabajar. Y aunque no confirmaron cuándo, dijeron que la encuesta se repetirá periódicamente, como recomienda la OMS.

Por Diego Geddes
En Clarín 21 de Junio de 2010

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