miércoles, 6 de abril de 2011

Historias no tan contadas de la educación argentina (III)



El pensamiento educativo de Carlos "el loco" Vergara


A continuación, algunos comentarios personales sobre uno de los grandes olvidados de la educación argentina...

El pensamiento educativo de Vergara tuvo su desarrollo contra el dogmatismo, el metodismo y la burocratización de la enseñanza y en esos límites se debe analizar su teoría del sujeto de la educación que, sin duda, estuvo cargada de elementos krausistas, cristianos y positivistas, acompañados de un evolucionismo no racista y de un natualismo que se podría definir como "optimista".
Politicamente Vergara es antioligárquico y en reiteradas oportunidades esta posición lo acercó al Radicalismo. Se vivían momentos de antinomia. Era la causa contra el régimen, entendiendo por esto al radicalismo contra el poder conservador instituido en el gobierno. Pero, a pesar de esta situación e inclusive acercar muchas de sus ideas sobre educación para la plataforma electoral de Hipólito Yrigoyen en 1916 (que finalmente no fueron consideradas) siempre se mantuvo equidistante de los partidos políticos.
Sus doctrinas pedagógicas estan fuertemente basadas en dos ejes: la influencia de la herencia y la influencia del ambiente, que son dos factores decisivos en la educación del hombre y en el desarrollo de la humanidad. La explicación de Vergara sobre el origen de sus ideas democráticas, es una confirmación de la importancia que dió a la herencia, entendida como el aprendizaje de las ideas de los mayores, de su legado cultural. Con relación a la segunda influencia, para Vergara, los locos, los enfermos, los monstruos y los degenerados surgen porque formas preconcebidas son impuestas mediante una educación autoritaria que no respeta la herencia ni el ambiente. La Etapa armónica sería el producto de la evolución de la humanidad hacia la felicidad y la paz universal y la función de la educación ayudar a deslizarla por ese camino natural. Las desviaciones podrían ser canalizadas, la humanidad regenerada, si la influencia del ambiente fuera positiva. Para Vergara hay quienes equivocadamente creen que matando al delincuente se acaba el peligro social contesta que

"si se abrieran las cárceles, todas las ciudades tomarían medidas que agitaría los espiritus a favor de la moral y los males que pudieran producir los criminales puestos en libertad disminuirían. Casi todos los que están en las cárceles son analfabetos, irresponsables, víctimas de los malos ejemplos de los de arriba. En tanto los altos funcionarios que corrompen al país permanecen inmunes. Sin esos grandes criminales los hoy presos estarían en libertad. Los verdaderos criminales son los políticos corrompidos, los que entregan la enseñanza del pueblo a manos ineptas y los gobernantes que matan las libertades públicas. Ellos deberían estar en las cárceles y los que hoy allí viven pueden ser puestos en libertad sin ningún peligro y con algunas ventajas, pues sacudirían la conciencia de la sociedad, haciendole ver donde estan los verdaderos criminales"(1)

Deduce entonces Vergara que las escuelas argentinas es donde el niño aprende a doblegarse y a subordinarse y que en las mismas se fabrican criminales.
En el sistema de Vergara hay una tensión permanente entre el ambiente y la herencia, que trató de presentar como complementación. Rechazaba el determinismo maligno como base de la criminalidad pero le oponía otro determinsmo, optimista, por el cual el hombre posee en su cerebro condiciones para comprender el bien y la verdad y solo se trata de estimularlas en un sentido positivo.
El sistema que se describe tiene como otro eje fundamental a la solidaridad que resulta un apoyo invalorable para construir una teoría sobre las masas populares, antagónica con la presente en los dirigentes conservadores. Para Vergara la moralidad es la base de toda reforma social que se expresa como crítica a Juarez Celman y a los gobiernos de la República Conservadora.
El sujeto de la educación es para Vergara toda la humanidad sin distinción de clase, raza, sexo, nacionalidades u otra característica diferencial, incluyendo incluso las del nivel intelectual y de moralidad para distinguir entre educables y no educables. El país necesitaba hombres públicos sanos y preparados. Se oponía Vergara a las características del hombre público de la Argentina de la época, reclutado en la Facultad de Derecho, en los Salones del club del Progreso, del Jockey Club, la Sociedad Rural o la Unión Industrial.
La oligarquía en el poder pretendía un sujeto educativo controlado y aggiornado a su conveniencia. Por lo tanto los inmigrantes eran vistos como una real amenaza a ese orden pretendido ya que podían agregar culturas políticas diferentes que afectarían las relaciones con el Estado. Vergara era la voz de los docentes que se resistían, dentro del sistema educativo, a tal estrategia y reclamaban un lugar, como educadores, en la democratización de las prácticas escolares. Pretendía que las nuevas generaciones fueran educadas como productoras y no como depositarias de una cultura inerte. Los establecimientos secundarios debían ser centro de producción que llegaran a costerse con lo que produjeran. Además eso ayudaría a que las escuelas fueran menos costosas y mas fáciles su propagación.
La educación para ser democratica necesitaba que tanto los maestros, los profesores, los padres (en el aula o en la sociedad) bajaran del pedestal y se manifestaran a favor de una verdadera libertad. Esa libertad no significaba el renunciamiento del Estado de su rol docente, sino de su papel monopólico en la dirección de la educación. La gran necesidad del gobierno escolar es la descentralización y la autonomía en favor del pueblo. El Estado debía conservar la función de inspección, pero no la de dirección de la educación. El director debía ser el pueblo, que administraría el presupuesto oficial para la educación y además debía tener un protagonismo importante en la organización de las fuerzas sociales a favor de "hacer"el bien.
El modelo de intervención de la sociedad civil que propicia Vergara se basa en las sociedad populares, las familias y la colectividad para de esa manera lograr una síntesis entre la función educadora del estado y la de la sociedad civil, cuya responsabilidad no deberá perderse sino acrecentarse.
Con relación al sostenimiento del culto católico por parte del Estado, Vergara sostiene que es muy perjudicial tanto para la cultura, la educación y la propia religión ya que cuando el Estado protege a una iglesia determinada, provoca el fanatismo y la indiferencia religiosa. Además sostener a la iglesia católica con el dinero de todos (incluidos los de otras iglesias, según Vergara, fomenta el odio y las ideas anarquistas.
Todas estaas ideas Vergara las defendió con su prédica y trabajo constante, en fuertes debates, en la publiación de numerosos artículos en revistas especializadas como “La Educación” y pudo implementarlas desde dos lugares: la Escuela Normal Mixta de Mercedes, a fines del siglo XIX y la Inspección del Distrito X de la Capital Federal, a principios del siglo XX.

(1) PUIGGROS, Adriana. Sujetos, disciplina y currículum en los orígenes del sistema educativo argentino. Buenos Aires. Ed. Galerna. Año 1990. Pag 193 y Pag. 194.

Continuará...

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