viernes, 8 de abril de 2011

Historias no tan contadas de la educación argentina (IV)


Vergara defendió sus ideas con su prédica y trabajo constante, entre otros lugares en una escuela de la pcia de Buenos Aires. A continuación esa historia....

Escuela Normal Mixta de Mercedes

Se fundó el 23 de Marzo de 1887, pero todo lo relativo a la organización de la escuela llevó casi dos meses y por tal motivo y bajo la dirección de Carlos Vergara, las clases dieron comienzo el 16 de Mayo.
El viernes 22 de Julio un aviso publicado por la Dirección de la Escuela en el diario local “ El Oeste de la Provincia” causó un gran impacto en la población debido a su originalidad:

“ Se previene al público que en los días hábiles, la entrada es libre para toda persona que desee observar los trabajos del establecimiento” (1)

Sin duda, una escuela de “puertas abiertas”, claramente especificado a poco de comenzar las clases en el mencionado establecimiento.
Pero a pesar del aviso publicado, el año 1887 y 1888, transcurrieron sin mayores modificaciones pedagógicas en la Escuela. Recién a comienzos del ciclo lectivo 1889 comienzan a notarse algunos cambios y los mismos se reflejan en una carta que Vergara le envía a los padres de los alumnos, vinculada al régimen disciplinario:

“Señor:

Con el objeto de que usted pueda cooperar con mayor eficacia al buen éxito de su hijo en esta escuela, ponemos en su conocimiento los siguientes preceptos del régimen disciplinario establecido:

1) No se impondrá castigo alguno, ni penitencia.
2) El medio de corregir a los alumnos será siempre la convicción con palabra amistosa.
3) El Director y los Profesores reconocen que no tienen derecho de tocar la dignidad del alumno, ni siquiera con una mirada.

La experiencia ha hecho ver en todas partes que el unico medio eficaz para mejorar a la juventud es despertarle las nobles tendencias, con bondad y nunca con poderes violentos.
Así, esperamos que usted se sirva comunicar a su hijo el contenido de los referidos preceptos, para que él se sienta dispuesto a corresponder con su conducta al espiritu del establecimiento.”(2)

También y con relación al mismo tema le envía una nota a los maestros de la Escuela, entre cuyos puntos fundamentales se menciona lo siguiente:

“ los profesores del establecimiento deben tratar a los alumnos que han cometido alguna falta... como que han cometido un error, no una acción con el deseo de hacer el mal”(3)

Todas estas cuestiones fueron sumando cierta desconfianza en la población de Mercedes. Una población que se encontraba muy influenciada por el periódico local denominado “El Oeste de la Provincia”.
El mismo comenzó una feroz crítica a la Escuela, principalmente dirigida hacia su sistema
pedagógico y disciplinario, llegando, a veces inclusive, a la persona del propio Vergara.
A través de la Revista “La Educación” de la cual Vergara era uno de los fundadores comenzó la respuesta y fue acrecentándose la discusión. Los primeros atacando lo actuado en la Escuela y los segundos defendiendo ese accionar.
Vergara, en un momento llevó, la crítica del diario de Mercedes a sus alumnos, para que estos opinaran si estaban a favor o en contra de lo que allí se manifestaba. Algo totalmente inusual para la época y algo que el diario “El Oeste” se encargó de publicitar en sus páginas como otro “error” de la conducción escolar.
Finalmente, a mediados de 1890, Vergara, junto a otros compañeros, es destituido de la Escuela. Meses mas tarde es enviado José Zabiaur, por las autoridades nacionales pertinentes para revisar las actuaciones que habían determinado la mencionada destitución. A continuación se reproduce un artículo publicado por el mismo en la Revista “La Educación”

“Quedaba, pues, privada esa escuela de siete de sus mejores elementos, los mejores, mas bien dicho y era difícil, dado el limitado número de profesores y maestros diplomados argentinos que posee aún el país, encontrarles reemplazantes. Mas que difícil era imposible, porque a la sana razón aducida, se agrega esta otra, que tuve siempre por gravísima como se lo he manifestado en diversas ocasiones al señor Inspector General y es que la exoneración de ese grupo selecto de profesores era una especie de golpe de muerte para la escuela que ellos habían fundado y en la que habían iniciado reformas importantísimas, por cuanto ninguno de los que recibieron diplomas en las Escuelas en que ellos se formaron, osarían aceptar puestos que habían sido ocupados por aquellos.”(4)

La presión ejercida por el diario local, que inclusive había alcanzado, que sus comentarios también fueran difundidos por el diario “La Nación”, mas las continuas peticiones realizadas formalmente a las autoridades nacionales educativas por un sector de la población de Mercedes, sumado al enfrentamiento de Vergara con el discurso oficial de la época, lograron aquello que se habían propuesto.
Independientemente de esta situación, los sectores proclives a una reforma educativa y que buscaban una alternativa pedagógica a la impuesta por el sector dominante, siguieron defendiendo lo realizado en la Escuela mercedina bajo la dirección de Vergara, A continuación se reproduce un artículo publicado en la revista “La Educación” , que afirmaba, entre otras cosas:

“La Escuela Normal de Mercedes había empezado a distinguirse, por su organización, sus métodos de enseñanza y sus procedimientos disciplinarios, entre los establecimientos educacionales de la República. La reforma que allí se implementaba lentamente, pero con firmeza, tendiendo a fundar a la Escuela su molde nuevo, no era el ensayo temerario, de ideas no bien maduradas por maestros noveles; era la aplicación en el campo de la experiencia diaria, de profundas convicciones sobre el fin de la educación y los medios de alcanzarlo, adquiridas en el estudio y la observación” (8)

(1) PUGGROS, Adriana. Socieda Civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino. Buenos Aires. Ed. Galerna. Año 1991. Pag. 231
(2) PUIGGROS, Adriana. Idem Pag.234.
(3) PUIGGROS, Adriana. Idem e Ibidem
(4) En revista “La Educación”, año V, números 108/9, 15 de septiembre y 1 de octubre de 1890. Pag. 1796/97

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