Mucho se escucha, se observa y se lee sobre las consecuencias devastadoras que ocasionó el terremoto que sacudió a Haití hace algunas semanas. También el pedido de ayuda, de condonación de deudas y colaboración económica que se realiza desde algunos sectores para ese empobrecido país americano.
Pero más allá de esta situación trágica, hay un hecho importantísimo que ocurrió en Haití hace más de 200 años y que generó consecuencias en los posteriores movimientos de emancipación americanos. Justamente en un año donde, en Argentina, se efectuarán festejos por el Bicentenario de la revolución de Mayo, desde este espacio se escriben unas líneas para insistir en la importancia de una revolución que, como la haitiana, fue y es casi absolutamente olvidada por una gran parte de la historiografía americana y mundial.
A partir del siglo XVI los conquistadores sometieron a los primeros habitantes de la isla (aborígenes tainos, caribes, arawacs) a trabajos forzados en las minas de oro. Los que sobrevivieron a esta situación intentaron alguna rebelión indígena que fue rápidamente aplastada por los españoles. Con los años esta mano de obra indígena fue reemplazada por otra mano de obra, proveniente de África y a la que se esclavizó. Se mantuvo el mismo sistema de producción y explotación, sólo se reemplazo a los grupos aborígenes por los negros provenientes del continente africano.
A fin del siglo XVII a través del tratado de Ryswick, España cedió a Francia la tercera parte de la isla y durante el siglo XVIII esta isla, hoy conformada por dos estados, Haití y República Dominicana fue transformándose en la colonia más importante de Francia desde el punto de vista comercial.
Por supuesto, la situación descripta se sostuvo con enormes injusticias sociales. En lo alto de la escala social grandes terratenientes y comerciantes, dueños de los medios de producción y de la fuerza de trabajo: el esclavo. Cercano a este grupo algunos europeos de menores recursos que realizaban pequeñas actividades comerciales. Ambos llegaban a un 10% de la población de la época. En las antípodas de la escala social se encontraban los esclavos negros provenientes de África y sus descendientes, el 90% de la población de la época, que era de, aproximadamente, medio millón de habitantes.
Sobre finales del siglo XVIII, concretamente entre el 14 y el 15 de Agosto de 1791, en un lugar conocido como Bois Caiman, un grupo de esclavos reunidos junto a un sacerdote vodú llamado Bourman, se juramentaron vivir libres o morir. Allí comenzó un proceso revolucionario que tomó mayor fuerza a partir del liderazgo de un esclavo denominado Toussaint Louverture quien en 1801 hizo proclamar una Constitución que prácticamente significó la autonomía Haitiana con relación a su metrópoli, Francia.
Al año siguiente Napoleón Bonaparte envió a la isla, con el objetivo de reestablecer el orden y la esclavitud, una fuerza armada de 22.000 hombres, todos con experiencia en las campañas militares napoleónicas ocurridas en Europa. Los 10.000 hombres que formaban parte de las fuerzas revolucionarias desataron una guerra de guerrillas. A pesar del esfuerzo fueron derrotados con la captura de Toussaint Louverture, quien fue finalmente deportado a Francia, donde murió el 7 de Abril de 1803.
Ante esta situación asumió el mando de todas las tropas revolucionarias Jean-Jacques Dessalines, quien condujo los esclavos a la victoria, y proclamó al independencia el 29 de noviembre de 1803 y el 1 de enero de 1804 hizo la proclamación oficial restableciendo el nombre indígena de Haití (Tierra montañosa).
De esta forma surgió la primera República Independiente en América Latina, la primera República afro en el mundo y para muchos autores la única revolución antiesclavista victoriosa de la historia de la humanidad. En un orden social dominado por la colonización, para la historiografía afín a esos intereses siempre fue importante restarle importancia a esta Revolución que, no obstante, tuvo alguna influencia política en los posteriores estallidos revolucionarios ocurridos en América durante el siglo XIX.
Lic. Prof. Pablo Iglesias
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